Los dolores de crecimiento de los niños son musculares y desaparecen con el tiempo

Muchos niños cuando crecen sufren dolores musculares, sobretodo en brazos y piernas. Suele ocurrir cuando los niños se encuentran entre los tres y los siete años y aunque no les sucede a todos, es algo muy habitual.

Estos dolores de crecimiento se producen cuando los huesos crecen, los músculos se estiran y junto a estos vasos sanguíneos y nervios. De aquí que el dolor se dé en diferentes partes de brazos y piernas, aunque lo más habitual son las piernas. El hecho de que se produzcan en las extremidades viene dado porque en ellas es donde se encuentran los huesos más largos, los que mayor crecimiento tienen. La mayoría de los niños se quejan de dolores en la parte delantera de los muslos, en las pantorrillas o detrás de las rodillas.

Aunque suele tener diferentes grados de intensidad suele ser un dolor profundo y persistente, puede durar desde unos minutos hasta varias horas. No es tan intenso como para que el niño no siga con su vida diaria pero es cierto que puede repetirse durante diferentes días de una semana o a lo largo de un mes.

Cuando el dolor es continuado y de cierta intensidad; y a pesar del descanso nocturno este persiste es posible que no se deba al crecimiento. En dichos casos, lo mejor es llevar al niño al pediatra y que le hagan una exploración profunda. En ocasiones pueden sufrir algún tipo de enfermedad relacionado con caderas, caídas, o cualquier otro motivo.

Este tipo de dolores de crecimiento, debemos tener claro que no se localizan en rodillas o tobillos, por lo que no son ni reumáticos ni articulares. Tampoco son visibles, es decir, no presentan lesiones externas, por lo tanto si detectamos moratones o bultos en la zona de dolor este no se asocia al crecimiento sino a algún golpe o caída.

Existen diferentes estudios que relacionan este tipo de dolores de crecimiento con niños activos físicamente. Esto quiere decir, que estas molestias son más comunes en los niños que hacen mucho ejercicio en el día; y en los meses de septiembre u octubre, ya que durante la estación de otoño suelen crecer los más pequeños. Otoño suele conocerse como la estación de los “estirones”.

También se ha detectado, que es más habitual, que estos dolores aparezcan durante la noche, ya que los pequeños suelen estar quietos y los músculos comienzan a enfriarse.

Para calmar estos dolores, lo habitual es proporcionar al niño algún tipo de analgésico suave, tipo paracetamol. De todos modos, existen remedios caseros para aquellos padres que no quieran suministras medicinas a sus hijos en este tipo de casos. Un buen baño de agua caliente o un masaje en brazos y piernas pueden ayudar a calmar la molestia de este tipo de dolores. Se trata de dolores pasajeros que desaparecen con el tiempo, los padres deben ser conscientes de ellos y no preocuparse si se repite al día siguiente.

Fuente: crecerfeliz.es

Dolores de crecimiento

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