La astenia primaveral afecta a la capacidad para hacer una vida normal
Con la llegada de la primavera más de la mitad de la población se siente cansada, con falta de energía y de motivación, problemas de concentración, somnolencia durante el día y alteraciones del sueño, con ansiedad e irritabilidad, alteración del apetito… Es la conocida como astenia primaveral, que afecta a la capacidad para hacer una vida normal. Y los que la sufren además deben soportar la incredulidad de los que no saben lo que se siente.
¿Qué es la astenia primaveral?
Aunque no está considerada como una patología, lo cierto es que es un estado que si se manifiesta con intensidad o se alarga demasiado puede desembocar en estados depresivos. ¿Qué es la astenia primaveral? Es un conjunto de síntomas que se repiten año tras año en primavera y que provocan falta de energía, debilidad o agotamiento físico y mental. La astenia primaveral aparece porque el organismo tiene que adaptarse a una serie de cambios ambientales: el cambio horario, suben las temperaturas y la presión atmosférica y aumentan las horas de luz diurna.
Todo ello provoca una modificación de la rutina diaria que afecta los ritmos biológicos que deben adaptarse a las nuevas condiciones. ¿Cuánto dura esa adaptación? Alrededor de una o dos semanas, dependiendo de las personas. Un poco más si, a la astenia primaveral se une la alergia al polen, ya que los antihistamínicos suelen incrementar la sensación de cansancio y somnolencia.
Minimizar la astenia primaveral
¿Se puede prevenir? No hay un tratamiento específico para prevenir la astenia primaveral. Pero sí que se pueden minimizar alguno de los síntomas. El objetivo es acelerar el proceso de adaptación del organismo con unas sencillas medidas:
– Respetar las horas de comida y sueño. Es muy importante que sean regulares y que se mantengan los intervalos habituales. Para ello es clave mantener el número de horas de sueño ycenar, de manera ligera, al menos una hora antes de irse a la cama.
– Ejercicio físico. Siempre es una buena opción y más en este caso porque ayuda a liberar estrés y a conciliar el sueño.
– Hidratación. Con el aumento de la temperatura nuestro organismo nos pide más agua. Y si no está bien hidratado notamos fatiga, falta de concentración, somnolencia. ¿Lo mejor? Ingerir unos dos litros de agua al díay complementarlo con infusiones y con zumos.
– Alimentación. Llevar una dieta sana y equilibrada es clave. Además hay alimentos y determinadas pautas dietéticas que suelen ser de gran ayuda:
- Los huevos, aguacates, piña o ciruela, así como las carnes y pescados contienen triptófano, que influye en la mejora del estado de ánimo, el estrés y el ciclo del sueño.
- Los cereales integrales aportan energía y no provocan cansancio en las comidas.
- Los frutos secos y los dátiles son un gran aliado por su alto contenido energético. Por supuesto, las frutas y verduras de temporada, que ayudan al cuerpo a detoxificar mejor y a reducir la sensación de pesadez, agracias a su alto contenido en vitaminas y fitoquímicos, indispensables para el buen funcionamiento del organismo.
- No hay que olvidarse del chocolate negro, ya que el cacao favorece la concentración, mejora el estado de ánimoy estimula el sistema nervioso central.
– No fumar, no tomar bebidas alcohólicas, no abusar del café ni de las bebidas excitantes.
Y sobre todo no tomar suplemento vitamínicos y de minerales sin consultar a un médico. La automedicación nunca es buena. Además si llevamos a cabo una buena alimentación, sana y equilibrada el organismo tendrá las vitaminas que necesita, por lo que recurrir a estos suplementos puede perjudicar a la salud por un exceso de ciertas vitaminas, si no hay un control médico detrás y solamente durante un tiempo limitado. Ante cualquier duda siempre puedes llamar y consultar con nuestros médicos de Clínica Virgen del Remedio.