Los pequeños deben volver a las rutinas tras el verano de forma paulatina
Durante las vacaciones de verano las rutinas del día a día son sustituidas por otras con horarios más relajados que les permiten disfrutar de más tiempo juntos durante los días de ocio y diversión. Pero ha llegado la hora de volver a las rutinas de siempre y a horarios más rígidos.
Nueve ideas para volver a las rutinas con niños
Los niños están preparando ya el material escolar para afrontar su día a día. Para poder asimilar de forma natural y con éxito esta vuelta a las rutinas, podemos poner en práctica los siguientes consejos:
- Crear un periodo de adaptación: comenzar a introducir los horarios dos semanas antes del final de las vacaciones. Comenzar con las horas de dormir, comer o jugar que vuelvan a ser las del invierno. Las rutinas ya están aprendidas y tan solo necesitan ser recordadas, los niños no suelen tardar mucho tiempo en volver a integrarlas. Este periodo de adaptación puede variar desde un día hasta una semana dependiendo de cada niño.
- Un cambio gradual y progresivo: debemos introducir estos cambios de uno en uno o de dos en dos, como máximo. Debemos tener más paciencia y ser más comprensivos. Levantarlos cada día un poquito antes y acostumbrarles a realizar alguna actividad de refuerzo escolar antes de ir a jugar. De esta forma, poco a poco, conseguiremos finalmente llegar al objetivo de asimilar las rutinas.
- Establecer prioridades: reajustar los horarios y los rituales de comida y sueño
- La hora de irse a la cama. Esta es la rutina que primero deben cambiar: baño, pijama, cena, cuento, música relajante, luces tenues… Cada niño y cada familia tiene sus propias costumbres, pero es importante que todos los días se repitan los mismos pasos a las mismas horas. De este modo también conseguiremos restablecer el hábito de madrugar.
- La hora de levantarse. Los niños deben dormir una media de 10 a 12 horas diarias y estas horas de sueño deben ser de calidad. Adelantando unos 10 minutos diarios el despertador por las mañanas reajustaremos los horarios del resto de los rituales del día.
- La hora de la comida. La comida central del día es la más importante y para recuperar este hábito es necesario establecer un ritual bien claro: lavarse las manos, sentarse en la silla, ponerse el babero, comer todos a la vez, no permitir levantarse de la mesa y comer tranquilamente pero sin pausa.
- Los desayunos deben ser ahora más nutritivos que nunca para asegurar que aportan la fuerza y energía necesarias a los niños.
- Anticiparles los cambios: explicarles que hay que acostarse antes y levantarse más temprano porque se están terminando las vacaciones, o que vamos a empezar a ir al cole.
- Mantener una actitud positiva: evitar frases pesimistas que expresen nuestra melancolía porque se acaban las vacaciones. Hablarles de lo mucho que van a aprender o de que van a reencontrarse con sus amiguitos.
- Escucharles y apoyarles: escucharlos y compartir sus dudas e inseguridades para que se sientan libres de expresarlas y sientan que sus preocupaciones son importantes para sus padres. Debemos escucharles siempre con atención y apoyarles, pero sin reforzar sus temores.
- Involucrar a los niños: ir a comprar el material escolar y el uniforme, preparar el estuche, adquirir nuevos artículos de papelería, estrenar zapatos y deportivas o elegir nueva mochila son quehaceres que a ellos suelen resultarles de lo más entretenido.
- Convertir la vuelta al cole en algo divertido: motivarlos a elegir nuevos proyectos como realizar una nueva actividad extraescolar o retomar una que ya le gustaba al niño. El niño es quien debe elegir sus propias aficiones y estas estén en concordancia con sus habilidades.
- Seguir dedicándoles tiempo y atención. La vida laboral no deja tanto tiempo libre a los padres para poder disfrutar con los pequeños de tantas horas de ocio en familia como en verano.
Debemos intentar dedicarles tiempo: leer juntos un cuento antes de dormir o ir al parque un rato por las tardes les ayudará a volver a las rutinas.
Fuente: sanitas.es